La afición de la Real no guardará precisamente un buen recuerdo del partido de ayer en Cornellà pese al punto conseguido por su equipo. Pero, una vez más, como pasara en San Mamés, el trato que les dispensó la seguridad del estadio espanyolista dejó mucho que desear -por decirlo de una manera suave-. Les trataron, literalmente, como si fueran ultras. Tuvieron que esperar 40 minutos para poder acceder al campo. "Nos han tratado Como si fuéramos terroristas", se lamentó uno de los 300 aficionados realistas desplazados hasta Cornellà. Les hicieron pasillo, les resgistraron de arriba a abajo, les hicieron descalzarse y por supuesto les hicieron quitarse camisetas, bufandas y les disuadieron, mediante de entonar cualquier cántico a favor de la Real Sociedad. Es más, incluso a las madres que iban con niños pequeños, les requisaron los potitos. Igual los consideraron un arma arrojadiza.
La Real tiene la intención de preguntar al Espanyol por los hechos y en función de la respuesta, realizará una denuncia, ya que no consideran que sea el trato más adecuado hacia su hinchada.
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